Los perros, además de ser nuestros más fieles compañeros de vida, también están destinados a otras labores, las cuales cumplen a la perfección. Desde hace años, los perros terapéuticos son una de las herramientas que usamos para trabajar con personas que padecen algún tipo de problema, ya sea físico o cognitivo. Y es que se ha demostrado que ellos tienen un efecto positivo sobre los seres humanos: nos ayudan a mejorar el estrés y la ansiedad; reduciendo en consecuencia la presión sanguínea y estimulando nuestro bienestar social.
Lo cierto es que, como siempre decimos: quien tiene un perro como mascota tiene un tesoro, pues es el ser que mejor se va a adaptar a nuestras necesidades. Este es el motivo por el que los profesionales han comenzado a trabajar con ellos para que sean una herramienta terapéutica más dentro de un engranaje de asistencia a las personas.
Dentro de las Terapias Asistidas con Animales (TAA), que es así como denominamos a esta labor, el animal más utilizado es el perro más utilizado es el perro. Quien esté interesado en realizar este tipo de terapia debe saber que podrá hacerla de manera grupal o individual y que pueden asistir tanto personas que estén enfermas como niños, adolescentes o gente mayor.
Qué vas a encontrar:
¿Qué son los perros terapéuticos?
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Los perros terapéuticos no son perros de asistencia que conviven con las personas de manera continuada, esto hay que tenerlo claro, son animales que realizan visitas programadas a diferentes centros u hospitales acompañados de un guía. Juntos trabajan bajo la dirección de un especialista, que puede ser psicólogo, pedagogo o médico.
El objetivo de utilizar perros terapéuticoses ayudar a activar reflejos en personas con algún tipo de discapacidad, superar fobias, depresiones o elevar los niveles de serotonina en aquellos que estén pasando por una grave enfermedad. Aunque se podría pensar que cualquier perro valdría para cumplir este cometido, lo cierto es que no es así. Estos deben tener ciertas aptitudes para llevar a cabo la tarea que se les encomienda, deben ser sociables y dóciles, tolerantes, pacientes, inteligentes y con capacidades de aprendizaje elevadas.
En teoría, un perro de cualquier raza podría ayudar y convertirse en un perro terapéutico, pero los preferidos son los Golden y el Labrador Retriever. No suelen elegirse perros excesivamente grandes,con orejas picudas y rasgos fuertes para no intimidar a los usuarios. Además, procuran por higiene no elegir aquellos que generan demasiadas babas.
Beneficios de hacer terapia con perros
Son muchos los estudios que avalan el uso del perro terapéutico para mejorar diferentes aspectos en la salud física y mental. Enumeramos a continuación los objetivos que tiene la terapia en función del paciente con el que trate:
- Ayuda a potenciar las habilidades de comunicación y relación personal en personas que padecen depresión, autismo o alzheimer, entre otras.
- Mejora la autoestima y la autonomía de personas con depresión u otros trastornos mentales que se sienten intimidadas o supeditadas a las condiciones del día a día. También ayuda a niños y adultos que padecen cáncer u otras enfermedades a que se sientan más capacitados y conectados con ellos mismos.
- Ayuda con la estimulación física, potenciando la realización de actividades motrices concretas, como acariciar, cepillar, abrazar o besar. Esto es muy positivo para personas autistas o con alzheimer, que están muy desconectadas del exterior.
- Los perros terapéuticos favorecen las relaciones sociales, ya que activan la empatía, “obligando” a saludar, interactuar con el animal y con aquellos que lo están rodeando en ese momento.
- Ayuda a reducir la ansiedad, el estrés y la depresión. Las personas que se encuentran internadas en hospitales suelen deprimirse y tener altos niveles de angustia, por ello pasar tiempo con estos perros les hace relajarse, lo que favorece la mejora de los niveles de hormonas.
- También mejora la depresión y la ansiedad de personas que están diagnosticadas con esta patología.
- Fomenta el sentido de la responsabilidad, a la vez que ayuda a disminuir los niveles de estrés y ansiedad y combate la depresión.
- Ayuda a estimular la mente, manteniéndola más activa y más fija en el presente, algo que es muy favorable para personas hospitalizadas o que tienen una enfermedad o patología crónica como cáncer, autismo, depresión o fibromialgia.
- En función de la terapia que se lleve a cabo también puede mejorar el fortalecimiento de músculos y las destrezas motrices, favoreciendo la coordinación y el incremento de la fuerza muscular, lo que supone que el paciente se vuelva más independiente.
- Con este tipo de terapias también se aprende a través del juego, lo que reduce las conductas no deseadas en los niños y adultos.
Como puede verse, se trata de una terapia muy completa que favorece a cualquier paciente, pero que está destinada a personas que tienen una enfermedad mental o atraviesan serios problemas de salud. Por ello, si es posible y se considera necesario, inclinarse por este tipo de terapia siempre favorecerá la mejora o recuperación del paciente.